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sábado, 19 de febrero de 2011

EXPLICACIÓN DE LOS ASPECTOS TÉCNICOS DEL MANUAL DE LA PALABRA

Como es habitual en la mayoría de las concordancias y demás obras de consulta para facilitar el estudio de las Escrituras, los versículos no han sido reproducidos en su totalidad. Lo que nos propusimos fue preparar un librito bien manejable que pudiera llevarse permanentemente en el bolsillo, la cartera o el maletín. Con el fin, pues, de que los versos no ocuparan más de un renglón --o dos, según las exigencias del caso-- éstos aparecen abreviados. La omisión de una o varias palabras se indica por medio de puntos suspensivos (…).
Hemos empleado paréntesis ( ): (1) Para aclarar a quién o a qué se refiere algún pasaje. Por ejemplo, en Mat.26:44 dice: «Oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras». En el Manual puntualizamos: «(Jesús) oró por tercera vez…» (2) Para dar la definición precisa o actualizada de ciertas palabras en aquellos casos en que el sentido de la antigua versión Reina-Valera no esté del todo claro. Pongamos por ejemplo Luc.18:13: «Dios, sé propicio a (ten compasión de) mí, pecador». (3) Cuando hemos cambiado el tiempo de un verbo simplemente para facilitar la lectura o para dar mayor fluidez al texto abreviado, como en el caso de Jon.1:17, en que sustituimos «tenía preparado» por «preparó»: «El Señor (preparó) un gran pez que tragase a Jonás».
Se han usado corchetes [ ]: (1) Cuando un pasaje de la Escritura era tan largo o difícil que no se prestaba a condensaciones; por ejemplo, cuando se hace referencia a todo un relato, y basta con un resumen para exponer claramente la idea del pasaje. (2) Cuando algo no se menciona explícitamente en un versículo, pero está implícito.
En muchas secciones hallarán entre paréntesis, con la indicación V. también, referencias a otros versículos que, si bien son apropiados, tal vez no son tan importantes o claros, en el marco del tema tratado, como los que vienen expuestos en forma abreviada. Dichas referencias aparecen al final de la sección o al final de un renglón, según si los versículos a los que remiten están relacionados con el tema general de la sección, o bien íntimamente ligados a un versículo en particular.
Las referencias de algunos versículos van seguidas de una indicación para señalar que se ha considerado tan sólo la primera parte del verso (a) o el final (b). Buen ejemplo de ello es Neh.8:10b, que reza: «El gozo del Señor es vuestra fuerza». Neh.8:10 es un verso más bien largo, cuya primera parte no guarda relación estrecha con el tema de la segunda. Así, con el fin de que el lector pueda ubicar en su Biblia y marcar fácilmente dicha parte del versículo --el final--, se ha añadido esa «b» a la referencia.
La inmensa mayoría de los versículos empleados en el Manual de la Palabra provienen de la excelente versión castellana Reina-Valera (revisión de 1960). Ahora bien, algunos están tomados de otras versiones, por considerar que en ellas estaban traducidos de forma más precisa, clara y fiel. En dichos casos, hemos señalado al final a qué versión corresponden con las siguientes abreviaturas: (NC) = Nácar-Colunga, (BJ) = Biblia de Jerusalén, (VP) = Versión Popular, y (NBI) = Nueva Biblia Internacional.
NOTA A LOS MAESTROS
Muchas de las secciones son bastante extensas, y seguramente les tomaría varias horas repasarlas en una reunión de estudio. Por ello les aconsejamos que, antes de dar una clase sobre las mismas, se familiaricen con su contenido, de tal manera que las puedan adaptar a las necesidades de sus alumnos y adecuarlas al tiempo de que dispongan.
Claro que si los asistentes a sus reuniones de estudio tienen suficiente tiempo y grandes deseos de profundizar en todos los versículos propuestos en las lecciones, entonces ni las más extensas presentarán ningún inconveniente. Por otra parte, si no disponen de varios días o de largas horas para impartir clases sobre los temas de mayor amplitud, les recomendamos que preparen versiones más resumidas de los mismos, y que no hagan mención sino de los versículos más importantes y más ilustrativos de los principios clave que deseen transmitir a sus alumnos. Al estudiar una sección y familiarizarse con su contenido para preparar una versión abreviada, les recomendamos que subrayen, marquen o de alguna manera hagan resaltar los versículos que consideren más importantes a fin de que luego les resulte más fácil dar la lección.
Tengan también presente que los relatos y ejemplos tomados directamente de la Biblia contribuyen con frecuencia a que los estudiantes visualicen los principios que se están comentando. De ahí que cuando una sección contenga narraciones o episodios bíblicos, sería aconsejable elegir de antemano los que deseen cubrir durante la clase.
Otra importante consideración es que cuando lean o enseñen por primera vez una sección a un grupo de alumnos, puede que no siempre convenga presentarles la versión exhaustiva de la misma, por más que dispongan del tiempo necesario. Ello obedece a que en ocasiones el contenido quizá no sea suficientemente sencillo o comprensible. Tomemos por ejemplo el capítulo «Jesucristo, el Hijo de Dios»: A pesar de ser una lección bastante elemental sobre las más sencillas doctrinas cristianas, una de las primeras que se debe enseñar, ciertos versos --por mucho que contienen mucha verdad-- son bastante profundos y, como dirían algunos, un poquitín teológicos. Así pues, para evitar la primera vez que la clase se quede atascada analizando detalles más bien profundos y difíciles de entender, pudiera ser preferible comentar inicialmente sólo los versículos más simples y fundamentales, para luego sí adentrarse en los aspectos más profundos, una vez que la clase haya asimilado las enseñanzas elementales.
Algunos versículos son tan esenciales para determinados temas, que figuran más de una vez en un mismo capítulo. En general hemos procurado evitar eso; pero en aquellos casos en que un pasaje concreto aportaba una noción importante a varias subdivisiones de un mismo capítulo, lo incluimos más de una vez. En todo caso, las repeticiones que se han producido son mínimas.

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